No somos ajenos a una de las mas importantes problemáticas sociales.
La violencia se a arraigado en el seno de las familias... A venido para quedarse.
Aunque la mayoría de los sociólogos, psiquiatras y barmans apuntan a un origen cultural, no se descarta la posibilidad de darle un principio psíquico-etílico, el cual convierte al agresor en una bestia sin control.
Ahora bien, si esta posibilidad se da en el "agredido", los resultados son distintos. La falta de reflejos, de equilibrio y demás sentidos motores, lo convierte en un cordero ante una manada de lobos.
Por eso, desde esta editorial bogamos por la armonía familiar. Pero en caso de que ésta sea imposible, también votamos por la equidad: "Si das, preparáte, porque también vas a recibir"
En la imagen se puede apreciar pruebas palpables de lo anteriormente mencionado.
Se ha resguardado la identidad de la agresora por seguridad. (Nuestra seguridad!)
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